En
mis sesiones y en el trabajo, me estoy encontrando con gente que no sabe que
hacer ante una situación concreta. Se encuentran perdidos y sin saber que
dirección tomar.
Lo
que suelen hacer, es quedarse pensando en cuáles pueden ser las posibles
soluciones, pero se quedan en eso, en posibles soluciones, pues les cuesta
elegir entre las opciones que tienen delante.
A
menudo ocurre en situaciones que, para ellos son ser importantes o significan
dar un paso adelante en algo que, realmente les importa (o que internamente
supone subir un peldaño).
Lo
que les cuesta es dar el paso, el paso “del pensar al hacer”. No es hacer
cualquier cosa, sino es hacer algo con lo que empecemos a caminar hacia eso que
queremos conseguir.
Un
ejemplo lo viví durante mis años en los que era Técnico de Piragüismo. Una de
las primeras cosas que hacíamos (previa explicación en la arena) era volcarnos con
la piragua en el agua y experimentar como se subía a ella.
A
la gente le daba miedo quedarse atrapada dentro, hasta que volcaba y veía que
incluso antes de caer del todo, estaba ya casi liberado, fuera de la piragua.
Después de que les vaciáramos las embarcaciones, les decíamos que tenían que
subirse encima para practicar el trepar a ella en un entorno controlado y estable.
Era el entrenamiento para posibles vuelcos que podían tener en situaciones
menos aseguradas.
Había
gente que decía “no puedo” en diferentes situaciones :
-
Sin intentarlo
siquiera
-
Sin haberse
acercado a la piragua (niños y adultos).
-
Al agarrarse a
la piragua
-
Después del
primer intento
-
…
Otros,
subían a la primera, a la segunda, a la quinta o a la mil, pero lo intentaban.
Unos pocos incluso comenzaban a vaciar ellos mismos las piraguas después de
haber volcado con ayuda de compañeros. A veces conseguían el objetivo. Algunos
investigaban otras formas de montarse.
Ante
una misma situación, cada uno elige como actuar o no. Tenemos miles de caminos
y posibilidades. Uno de ellos es quedarnos donde estamos, simplemente pensando
en qué podríamos hacer (en el agua, estáticos, esperando) y otra opción es
hacer algo (con todas las opciones que hay): nadar hacia la orilla, subirnos a
la piragua del técnico, gritar, pedir ayuda a un compañero y vaciar la piragua
y subirme, subirme a la piragua antes o después de que el técnico me la vacíe…
Con
una acción por lo menos sabremos que estamos haciendo algo, estaremos en acción
y no nos sentiremos tan perdidos, pues hemos decidido empezar y hemos echado a
andar.
Hay
facetas en nuestra vida en las que vemos que estamos atascados y no sabemos qué
hacer para salir de ese atolladero. Os diría que identifiquéis uno de esos
aspectos y os pusieseis manos a la obra a hacer algo, lo que sea, pero a hacer
algo y que luego digáis si algo ha mejorado o no, simplemente con empezar a
hacer. *
Yo
hoy por ejemplo había quedado para ir a correr. Se me estaba echando el tiempo
encima al tener que elegir entre ir en bicicleta o en coche al lugar. Las
ruedas de mi bici podían estar deshinchadas (hacía tiempo que no cogía la de
paseo), si iba en coche necesitaría 10 minutos más, etc. Pensando en las mil opciones
posibles podía estar más de 15’ ,
pero en el quinto he decidido salir con todas las llaves por si acaso, mirar la
bici y si era necesario, ya cogería el coche. La bici estaba bien, por lo que
ha sido mi opción, aunque tenía tiempo para las otras opciones. He llegado
puntual. En vez de quedarme pensando en las posibles soluciones he aprovechado
el tiempo y veo como poco a poco voy aprendiendo a mejorar mi gestión del
tiempo.
Y
vosotros, ¿en qué aspecto empezaréis a HACER?
*Para tenerlo más claro, podemos
escribirlo. Ponemos una columna donde esté identificada esa faceta/aspecto que
queremos mejorar. En otra columna, qué me suele ocurrir para postergar la
acción. En una tercera qué he hecho y en una última, cual ha sido la solución
que le he dado para llegar a hacerlo.