martes, 21 de junio de 2016

jardun

La palabra Jardun para mí significa seguir haciendo, estar haciendo de forma consciente. Escribí el último post hace ya más de un año y retomo la tarea con la idea de aclarar conceptos de entrenamiento y contar experiencias. Al final es querer unir la teoría con la práctica.

Todo esto viene por lo que ocurre en los entrenamientos. La gente viene con el objetivo de hacer, no de escuchar (y eso que no me puedo quejar de mis grupos que siempre están atentos a lo que digo).

Me he dado cuenta de que necesito otra vía para poder dar esas pinceladas que aclaran conceptos o que crean debate.

Una nueva etapa comienza y quiero que se vaya reflejando en distintas áreas. Tener un local donde poder trabajar con los clientes, poder realizar análisis de la carrera, aplicar lo aprendido en intimidad (sin ruidos, distracciones, quehaceres, etc. que antes tenía en el gimnasio)...
El contexto es distinto y la motivación cambia. Los objetivos están más claros y las debilidades y fortalezas también afloran.

Siempre que hay un cambio hay un aprendizaje. En eso estamos. Aprendiendo.

"Caminante no hay camino
se hace camino al andar..."

Sigamos caminando.

sábado, 19 de abril de 2014

Decidido

esde hace dos semanas estoy cuidando de mi hija por las mañanas con la reducción de jornada.

Desde el primer día hubo gente que me preguntaba: ¿ya vas a poder? O ¿ vas a ser capaz? o ¿no tienes miedo? y ¿qué vas a hacer si...?¿y si...?

Yo siempre les he respondido que no pasará nada. Estoy convencido de que lo tengo que hacer. No hay otra forma. Y además y lo más importante para mí: sé que lo puedo hacer. Si surge algo que no pueda solucionar por mí mismo o sólo, pediré ayuda. A veces es necesario, pero intentaré ser autosuficiente.

No tengo ningún miedo a los inconvenientes que puedan venir. Los tomo como un aprendizaje, como enseñanzas de la vida. Todo lo que pasa es para evolucionar. Es mi opinión.

Hay veces en las que tener una actitud ante la vida se toma como algo demasiado etéreo, indefinido, amplio. Me gustaría poder transmitiros que es algo palpable, real y que hace que todo sea distinto.

Yo lo siento como una convicción. Una actitud en la que sabes que hagas lo que hagass vas a tener un resultado. y que ese resultado te va a aportar algo, como he dicho antes: un aprendizaje. Eso es para mí lo realmente importante.

Lo palpable no es la actitud, sino el resultado de lo que has conseguido mediante esa forma de actuar.

Si tenemos claro qué queremos, el resto va sólo.

Yo por ejemplo ahora quiero cuidar a mi hija lo mejor posible y haré todo lo que esté en mis manos para que eso ocurra. Estoy seguro, me siento capaz. Y lo veo cada día que estoy solo con ella. El resultado es que sigue viva, sonríe, llora, juega... Y además acierto, más o menos, lo que necesita.

¿Soy un crack? No. Soy una persona que con este asunto sabe lo que quiere.

miércoles, 26 de marzo de 2014

¡YA!

Me puedo ir a la cama, puedo dejar la inscripción para mañana, puedo escribir mañana… Pero hoy he decidido empezar a decir ¡NO! a esto
Es el momento de hacerlo, simplemente
Dejar la mente, dejar esa nube, el querer, el buscar, el perfeccionar las ideas…
¡Hacerlas!
Porque ha llegado el tiempo de dejar las preguntas

Me he inscrito, he escrito y ahora me voy a dormir con la mente tranquila.
Me ha llevado un momento que podía haber aprovechado de otra forma, pero era necesario. Sólo acción. Nada más. Sin dudas. Sin reproches.


Hoy a dormir tranquilo







miércoles, 22 de enero de 2014

¿Añadir o quitar?

Seguiré aprovechando el inicio de año y los objetivos que nos planteamos en él.

Seguramente ya tengas en mente lo que quieres hacer durante este año. Seguramente ya tengas un objetivo. O no. A esto va dirigido esta entrada: a decidir si quiero una cosa o quiero quitarme cosas durante el año.

Podemos empezar el año decidiendo qué me apetece hacer, que quiero hacer o que voy a hacer. Este sería el ejemplo de alguien que quiere ir hacia la mejora de sí mismo teniendo un lugar al que llegar.

Pero muchas veces nos olvidamos de otra opción que también mejora nuestra calidad de vida y que es igual de eficaz y que también ayuda en el crecimiento de la persona: dejar de hacer cosas que nos quitan tiempo, energía.

Podemos realizar las dos cosas a la vez también.

De una u otra forma, tengo que ser consciente de que algo voy a hacer, si es lo que realmente me apetece.

La opción de ponernos objetivos la hemos realizado durante toda nuestra vida: nos ponemos o nos ponen un objetivo, lo cumplimos y tenemos una recompensa (calificaciones, felicitaciones, satisfacción…) que disfrutaremos más o menos.

Pero, ¿cuántas veces hemos decidido dejar de hacer cosas que nos absorben energía?* ¿Habéis realizado alguna vez una lista de cosas que os gustaría dejar de hacer o terminarlas de hacer de una vez? ¿Cuántas cosas pendientes tenemos en nuestro día a día que nos bajan ese punch con el que nos despertamos?

Son cosas que todos conocemos y que queremos dejar de hacer o queremos realizarlas (o nos gustaría que estuviesen ya terminadas), como pueden ser cambiar ese albornoz que tiene un agujero y que cada vez que lo ves te enfadas contigo, ordenar esa esquina del cuarto que incluso te has acostumbrado a ver desordenada, dejar el jabón de ducha en ese sitio que no es su lugar, hacer algo en el hall para que al entrar en casa te sientas a gusto…

Os invito a hacer esa lista de “cosas” que tenemos en mente y que no llegamos a hacer o que nos molestan. Veréis que salen más cosas de las que pensabamos, incluso al pasar los días nos daremos cuenta de nuevas cositas que existían y no nos dábamos cuenta.

Ya me contaréis como ha sido la experiencia.

Y no os agobies con hacerlo todo de golpe. Daos tiempo, pero no demasiado. ¿Tres meses? Venga, tres meses para cambiar esos puntos.

Empieza poniéndolos en una escala de más a menos importancia si quieres. Para realizarlo lo antes posible y de forma más sencilla, vete uniendo los que puedes hacer el mismo día y a la vez, de un plumazo. ¡Ya verás que subidón!

¡Espero vuestras noticias!



*que nos suponga un esfuerzo extra a lo habitual no tiene porque estar en este tipo de quehaceres. Algo que queremos conseguir nos supondrá un reto, un esfuerzo, un cambio. Y a veces, cuesta conseguirlo. Hay que diferenciar lo que es un reto (que me motiva realmente) de lo que nos quita energía.

martes, 7 de enero de 2014

¡Bienvenidos al 2014!


En estas fechas estamos acostumbrados a hacer una lista de cosas a realizar durante este año que acaba de empezar.
Yo, miro mi cuerpo, lo siento y reflexiono sobre la información que me ofrece.
En un curso recibido hubo una frase que me gustó, por entenderla bien y porque muestra las cosas de forma simple pero clara: somos mente, corazón y tripas.
Eso es lo que hago yo. No en el año, sino en el día a día. Es de donde saco el aprendizaje. Siento lo que no me satisface, lo que no me llena, lo que me perturba, me nubla y busco qué ha pasado. Busco el origen.
A veces, incluso lo hago con las cosas buenas, pero eso me cuesta más, disfruto el momento olvidándome el pensar.
Esto deseo para mí este año, acordarme de todas estas informaciones que nos da el propio cuerpo, reflejo de lo que somos en nuestro interior.

Y por eso vuelvo a "postear", porque no hacerlo durante tantos meses me revuelve el estómago una y otra vez


Comámonos el 2014 y veamos que reacción nos causa, pues ¡¡¡somos lo que comemos!!!

domingo, 18 de agosto de 2013

¿Qué hago?

En mis sesiones y en el trabajo, me estoy encontrando con gente que no sabe que hacer ante una situación concreta. Se encuentran perdidos y sin saber que dirección tomar.

Lo que suelen hacer, es quedarse pensando en cuáles pueden ser las posibles soluciones, pero se quedan en eso, en posibles soluciones, pues les cuesta elegir entre las opciones que tienen delante.

A menudo ocurre en situaciones que, para ellos son ser importantes o significan dar un paso adelante en algo que, realmente les importa (o que internamente supone subir un peldaño).

Lo que les cuesta es dar el paso, el paso “del pensar al hacer”. No es hacer cualquier cosa, sino es hacer algo con lo que empecemos a caminar hacia eso que queremos conseguir.


Un ejemplo lo viví durante mis años en los que era Técnico de Piragüismo. Una de las primeras cosas que hacíamos (previa explicación en la arena) era volcarnos con la piragua en el agua y experimentar como se subía a ella.

A la gente le daba miedo quedarse atrapada dentro, hasta que volcaba y veía que incluso antes de caer del todo, estaba ya casi liberado, fuera de la piragua. Después de que les vaciáramos las embarcaciones, les decíamos que tenían que subirse encima para practicar el trepar a ella en un entorno controlado y estable. Era el entrenamiento para posibles vuelcos que podían tener en situaciones menos aseguradas.

Había gente que decía “no puedo” en diferentes situaciones :
-          Sin intentarlo siquiera
-          Sin haberse acercado a la piragua (niños y adultos).
-          Al agarrarse a la piragua
-          Después del primer intento
-         

Otros, subían a la primera, a la segunda, a la quinta o a la mil, pero lo intentaban. Unos pocos incluso comenzaban a vaciar ellos mismos las piraguas después de haber volcado con ayuda de compañeros. A veces conseguían el objetivo. Algunos investigaban otras formas de montarse.

Ante una misma situación, cada uno elige como actuar o no. Tenemos miles de caminos y posibilidades. Uno de ellos es quedarnos donde estamos, simplemente pensando en qué podríamos hacer (en el agua, estáticos, esperando) y otra opción es hacer algo (con todas las opciones que hay): nadar hacia la orilla, subirnos a la piragua del técnico, gritar, pedir ayuda a un compañero y vaciar la piragua y subirme, subirme a la piragua antes o después de que el técnico me la vacíe…

Con una acción por lo menos sabremos que estamos haciendo algo, estaremos en acción y no nos sentiremos tan perdidos, pues hemos decidido empezar y hemos echado a andar.

Hay facetas en nuestra vida en las que vemos que estamos atascados y no sabemos qué hacer para salir de ese atolladero. Os diría que identifiquéis uno de esos aspectos y os pusieseis manos a la obra a hacer algo, lo que sea, pero a hacer algo y que luego digáis si algo ha mejorado o no, simplemente con empezar a hacer. *

Yo hoy por ejemplo había quedado para ir a correr. Se me estaba echando el tiempo encima al tener que elegir entre ir en bicicleta o en coche al lugar. Las ruedas de mi bici podían estar deshinchadas (hacía tiempo que no cogía la de paseo), si iba en coche necesitaría 10 minutos más, etc. Pensando en las mil opciones posibles podía estar más de 15’, pero en el quinto he decidido salir con todas las llaves por si acaso, mirar la bici y si era necesario, ya cogería el coche. La bici estaba bien, por lo que ha sido mi opción, aunque tenía tiempo para las otras opciones. He llegado puntual. En vez de quedarme pensando en las posibles soluciones he aprovechado el tiempo y veo como poco a poco voy aprendiendo a mejorar mi gestión del tiempo.

Y vosotros, ¿en qué aspecto empezaréis a HACER?


*Para tenerlo más claro, podemos escribirlo. Ponemos una columna donde esté identificada esa faceta/aspecto que queremos mejorar. En otra columna, qué me suele ocurrir para postergar la acción. En una tercera qué he hecho y en una última, cual ha sido la solución que le he dado para llegar a hacerlo.

martes, 23 de julio de 2013

Me apetece

Me apetece escribir sobre el pasado viernes.

Lo que iba a hacer distinto ese viernes era que tenía que ir a Barcelona a por unas personas. No tenía que llegar el mismo viernes, por lo que más relajadamente empecé a pensar en las opciones que tenía. La que más me motivaba era la de dormir en el camino, ya que estaría ya en marcha y podría aprovechar para ver y descansar en la naturaleza. ¡No era mala idea despertarse escuchándola!

Para ello, al mediodía tenía que preparar la maleta, coger algo de comida para el camino, hacer la compra de la semana (para la vuelta) y montar la furgoneta.

Tenía 4h30’ para hacer todo eso; el tiempo suficiente.

El jueves por la noche me llamó una amiga para hablar sobre un tema que le estaba preocupando, sobre el que hablaríamos el viernes al mediodía por su urgencia. Éste fue el primer cambio en los planes. Había que adaptar lo pensado, aunque todavía no sabía como.

Decido ir haciendo sobre la marcha lo premeditado  y ver como voy de tiempo para cada cosa y adaptar.

El segundo cambio vino al estar montando la furgoneta: una de las luces estaba fundida. Tenía que poner una nueva para el viaje.

Se supone que cambiar las luces es algo sencillo (menos en algunos coches) y probé a hacerlo, me apetecía hacerlo por mí mismo y experimentar. ¿Por qué no?

Más o menos sabía como se hacía. Quité una de las luces, pero no era la fundida, me equivoqué. J. Quité la que era y ví que no tenía de repuesto (poco previsor).

Ya era un poco tarde, así que adapté el horario y decidí unir la compra de comida con la de las bombillas (para tenerlas ya a mano la próxima vez) en el mismo lugar, un centro comercial con una tienda de accesorios de coche al lado. (Hay que aceptar que a veces vienen muy bien). Buscar soluciones que simplifiquen nuestras necesidades.

Después de hablar al mediodía con la amiga, trabajar y hacer las compras pertinentes, llego a casa. Ya son las 22:30. Empieza a hablar esa vocecilla que nos dice que las cosas son imposibles, que es tarde, que mejor haces mañana, que no vas a poder…

Sigo haciendo. Pongo la compra en su sitio. Preparo la cena. Empiezo a hacer la maleta. Ceno. Pongo el Tour mientras ceno y… ¡Etapón! Me engancho a la gran etapa de ese día que no pude ver.

Y empieza el conflicto entre mis deseos y mis voces internas: “vamos, a la furgo y en marcha”, “no, no, quédate descansando y sales mañana”, “es muy tarde”, “te despertarás con el sol, entre árboles, junto al río…”, “te va a entrar el sueño”…


Y me acordé de la frase que dice un amigo y cliente mío que me ayudó a conectar con mi parte que más quería ser escuchada: “Si quieres tener un año en el que des el 100%, tienes que empezar desde el principio a dar ese 100%” (Gracias Ion. La foto también es tuya, me gusta)

Era un poco tarde, pero mi cuerpo y mi mente querían despertarse en otro lugar, ya en marcha, en camino y viviendo ese 100% con el que llevaba todo el día. Y Para ello, tenemos que salir de esa zona cómoda, de confort, y dar un paso adelante. Sabemos qué es lo que queremos y lo que nos llena, qué hace que estemos en ese 100%, en esa plenitud, haciendo lo que nos equilibra.

Yo ese día lo tengo como el día que volví a ser consciente de ese 100%. De haber vivido ese día, aprovechado cada momento.

¿Cuánto estas dando tú hoy de ese porcentaje?

Y, ahora mismo, ¿qué te ayudaría a darlo?






Pues… si lo quieres, ¡vamos a por ello!