esde hace dos semanas estoy cuidando de mi hija por las mañanas con la reducción de jornada.
Desde el primer día hubo gente que me preguntaba: ¿ya vas a poder? O ¿ vas a ser capaz? o ¿no tienes miedo? y ¿qué vas a hacer si...?¿y si...?
Yo siempre les he respondido que no pasará nada. Estoy convencido de que lo tengo que hacer. No hay otra forma. Y además y lo más importante para mí: sé que lo puedo hacer. Si surge algo que no pueda solucionar por mí mismo o sólo, pediré ayuda. A veces es necesario, pero intentaré ser autosuficiente.
No tengo ningún miedo a los inconvenientes que puedan venir. Los tomo como un aprendizaje, como enseñanzas de la vida. Todo lo que pasa es para evolucionar. Es mi opinión.
Hay veces en las que tener una actitud ante la vida se toma como algo demasiado etéreo, indefinido, amplio. Me gustaría poder transmitiros que es algo palpable, real y que hace que todo sea distinto.
Yo lo siento como una convicción. Una actitud en la que sabes que hagas lo que hagass vas a tener un resultado. y que ese resultado te va a aportar algo, como he dicho antes: un aprendizaje. Eso es para mí lo realmente importante.
Lo palpable no es la actitud, sino el resultado de lo que has conseguido mediante esa forma de actuar.
Si tenemos claro qué queremos, el resto va sólo.
Yo por ejemplo ahora quiero cuidar a mi hija lo mejor posible y haré todo lo que esté en mis manos para que eso ocurra. Estoy seguro, me siento capaz. Y lo veo cada día que estoy solo con ella. El resultado es que sigue viva, sonríe, llora, juega... Y además acierto, más o menos, lo que necesita.
¿Soy un crack? No. Soy una persona que con este asunto sabe lo que quiere.
En mi idioma materno, el euskera, Jardunean puede traducirse como estar trabajando o que seguimos trabajando . Es una palabra que describe el mantenerse en acción, alerta a lo que ocurre, presente. Estar haciendo activamente. Usare este espacio como medio para plasmar mis inquietudes, pensamientos que tengan relación con lo anterior.
sábado, 19 de abril de 2014
Decidido
miércoles, 26 de marzo de 2014
¡YA!
Me puedo ir a la cama, puedo
dejar la inscripción para mañana, puedo escribir mañana… Pero hoy he decidido
empezar a decir ¡NO! a esto
Es el momento de hacerlo,
simplemente
Dejar la mente, dejar esa
nube, el querer, el buscar, el perfeccionar las ideas…
¡Hacerlas!
Porque ha llegado el tiempo
de dejar las preguntas
Me ha llevado un momento que
podía haber aprovechado de otra forma, pero era necesario. Sólo acción. Nada más.
Sin dudas. Sin reproches.
Hoy a dormir tranquilo
miércoles, 22 de enero de 2014
¿Añadir o quitar?
Seguiré
aprovechando el inicio de año y los objetivos que nos planteamos en él.
Seguramente
ya tengas en mente lo que quieres hacer durante este año. Seguramente ya tengas
un objetivo. O no. A esto va dirigido esta entrada: a decidir si quiero una cosa o
quiero quitarme cosas durante el año.
Podemos
empezar el año decidiendo qué me apetece hacer, que quiero hacer o que voy a
hacer. Este sería el ejemplo de alguien que quiere ir hacia la mejora de sí
mismo teniendo un lugar al que llegar.
Pero
muchas veces nos olvidamos de otra opción que también mejora nuestra calidad de
vida y que es igual de eficaz y que también ayuda en el crecimiento de la
persona: dejar de hacer cosas que nos quitan tiempo, energía.
Podemos
realizar las dos cosas a la vez también.
De
una u otra forma, tengo que ser consciente de que algo voy a hacer, si es lo
que realmente me apetece.
La
opción de ponernos objetivos la hemos realizado durante toda nuestra vida: nos
ponemos o nos ponen un objetivo, lo cumplimos y tenemos una recompensa
(calificaciones, felicitaciones, satisfacción…) que disfrutaremos más o menos.
Pero,
¿cuántas veces hemos decidido dejar de hacer cosas que nos absorben energía?*
¿Habéis realizado alguna vez una lista de cosas que os gustaría dejar de hacer
o terminarlas de hacer de una vez? ¿Cuántas cosas pendientes tenemos en nuestro
día a día que nos bajan ese punch con el que nos despertamos?
Son
cosas que todos conocemos y que queremos dejar de hacer o queremos realizarlas (o
nos gustaría que estuviesen ya terminadas), como pueden ser cambiar ese
albornoz que tiene un agujero y que cada vez que lo ves te enfadas contigo,
ordenar esa esquina del cuarto que incluso te has acostumbrado a ver
desordenada, dejar el jabón de ducha en ese sitio que no es su lugar, hacer
algo en el hall para que al entrar en casa te sientas a gusto…
Os
invito a hacer esa lista de “cosas” que tenemos en mente y que no llegamos a
hacer o que nos molestan. Veréis que salen más cosas de las que pensabamos,
incluso al pasar los días nos daremos cuenta de nuevas cositas que existían y
no nos dábamos cuenta.
Ya
me contaréis como ha sido la experiencia.
Y
no os agobies con hacerlo todo de golpe. Daos tiempo, pero no demasiado. ¿Tres
meses? Venga, tres meses para cambiar esos puntos.
Empieza
poniéndolos en una escala de más a menos importancia si quieres. Para
realizarlo lo antes posible y de forma más sencilla, vete uniendo los que
puedes hacer el mismo día y a la vez, de un plumazo. ¡Ya verás que subidón!
¡Espero
vuestras noticias!
*que nos suponga un esfuerzo extra a lo habitual no tiene
porque estar en este tipo de quehaceres. Algo que queremos conseguir nos
supondrá un reto, un esfuerzo, un cambio. Y a veces, cuesta conseguirlo. Hay
que diferenciar lo que es un reto (que me motiva realmente) de lo que nos quita
energía.
martes, 7 de enero de 2014
¡Bienvenidos al 2014!
En estas fechas estamos
acostumbrados a hacer una lista de cosas a realizar durante este año que acaba
de empezar.
Yo, miro mi cuerpo, lo siento
y reflexiono sobre la información que me ofrece.
En un curso recibido hubo una
frase que me gustó, por entenderla bien y porque muestra las cosas de forma
simple pero clara: somos mente, corazón y tripas.
Eso es lo que hago yo. No en
el año, sino en el día a día. Es de donde saco el aprendizaje. Siento lo que no
me satisface, lo que no me llena, lo que me perturba, me nubla y busco qué ha
pasado. Busco el origen.
A veces, incluso
lo hago con las cosas buenas, pero eso me cuesta más, disfruto el momento
olvidándome el pensar.
Esto deseo para mí
este año, acordarme de todas estas informaciones que nos da el propio cuerpo,
reflejo de lo que somos en nuestro interior.
Y por eso vuelvo a
"postear", porque no hacerlo durante tantos meses me revuelve el
estómago una y otra vez
Comámonos el 2014
y veamos que reacción nos causa, pues ¡¡¡somos lo que comemos!!!
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