Ayer salí a correr. Realicé
algo que tenía en mente desde hacía días, correr por el monte para probar unas
zapatillas minimalistas en un terreno irregular y más blando (¡cuando no hay
piedras!).
Después de unos días
lloviendo y sin realizar ejercicio en el exterior, al fin salió el sol. Era el
momento de probar: barro, roca mojada, agua… Era el momento perfecto de
olvidarse de todo y disfrutar del momento.
Cogí el coche y fui a casa
de mis padres, al lado del monte Ulia, sobre el que realizaría mi andadura.
Bajé del coche y cogí lo necesario: cámara de fotos, mochila de 6’5litros con
el móvil y una camiseta térmica gordita por si se me hacía de noche. Me puse
las gafas de sol y empecé a subir hacia arriba, saltando una valla que separa
la comunidad de vecinos de mis padres del camino público. Estaba feliz,
henchido por hacer al fin algo que deseaba desde hacía tiempo: ¡lanzarme a la
aventura!
Miraba el pulsómetro para no
pasarme de pulsaciones. Caminaba cuesta arriba y corría en el llano y en las
bajadas. Las zapatillas agarraban muy bien, el suelo estaba blando, no tenía
miedo de torcerme el tobillo, el agua que pisaba e introducía en la zapatilla y
el calcetín no me molestaba (al contrario, me hacía sentirme más vivo).
Era muy consciente de todo
lo que hacía. Y estaba a gusto. Pero no del todo. No estaba viviendo el
momento. Me paraba a sacar fotos de los lugares, para enseñarlos, o
reflexionaba sobre el blog, cursos, clases…
Tenía ruido de fondo en mi
mente. Me estaba pre-ocupando de otras cosas que no debían de estar allí.
quería disfrutar al
100%. Miré el pulsómetro y marqué un lap para no volver a mirarlo e ir a
sensaciones, guardé la cámara y decidí no sacar más fotos e hice un esfuerzo
por centrarme en el terreno que tenía debajo y alrededor.
Al llegar a casa reflexioné
sobre ello. Estaba excitado cuando realizaba la actividad, ansioso, queriendo
hacer demasiadas cosas a la vez (y en realidad ninguna).
Echado hacia delante, todo
lo que tengo alrededor va deprisa… Así
es como me veo en esa emoción.
Mi mente estaba en mil
sitios y mi cuerpo en otro. Lo importante, fue hacerme consciente de mi estado,
cambiarlo y aprovecharlo como quería de verdad. Lo significativo fue que fui
consciente de que no estaba en el lugar donde me encontraba
Esta semana este es el reto:
Ser consciente de: el momento en el que me encuentro y si mi mente está ahí
conmigo. Decidir en ese momento consciente
que quiero hacer con esa situación: vivir el momento plenamente o hacerlo con
ruido de fondo.
Comparto tu opinion mik.....la mayoria del tiempo nos pasamos planeando futuros retos o rememorando viejas historias. Ambas cosas nos separan de nuestro ahora, que en verdad es lo unico de que disponemos. Cada instante como este en el que escribo, es unico e irrepetible y por ello deberiamos saber aprovecharlo al maximo. Poniendo en el ,como tu bien dices ,todo nuestro cuerpo y alma. Y es ahi mismo donde debemos de esforzarnos mas, ya que a menudo nuestra cabeza no viaja junto a nuestro cuerpo y alma, razon por la cual nos perdemos las mas bellas cosas del camino.
ResponderEliminarAsi que haciendo caso de tu sabio consejo tratare de disfrutar de cada instante, bien sea el sentir la insistente lluvia caer sobre mi o la calida sonrisa de mi abuela al llenarme de nuevo el plato. Poniendo en cada situacion todo mi cuerpo, mente y alma.....