En
esta época tan convulsa y donde hay tanta información uno se pierde en su
camino. En nuestro día a día obtenemos información sobre nosotros mismos y
sobre lo que está a nuestro alrededor.
Ahora
mismo tenemos una crisis de la que no paran de hablar y donde todos los días
nos recuerdan lo difícil que está todo, lo mal que están las cosas, lo
complicado que es, etc.
Ante
este clima nuestras pilas se van agotando. Es como si al conejito de Duracell
le pones a escalar en un desplome, a remar río arriba, a correr en cuesta o a
intentar controlar un barco en una mar arbolada.
Y
es que tampoco tenemos a muchos dispuestos a echar una mano. Todo parece
complicado, retorcido y excesivamente difícil.
Soy
de la opinión de los que pensamos que una crisis es una oportunidad. Sí,
realmente lo pienso. Valoras lo que tienes o dejas de tener, le das importancia
a lo que realmente es valioso para ti, las relaciones se limpian, etc.
Pero
para conseguir eso hay que dar un paso adelante, no estar en la crisis, sino
intentar modificarla. Sabemos lo que queremos, sentimos en nuestro cuerpo la
energía fluyendo al actuar de acuerdo a nuestras ideas. Quitémonos ese lodo que
hace que nos movamos a un ritmo que no es el nuestro y movámonos en libertad,
haciendo lo que realmente es correcto y constructivo para nosotros (sin
perjudicar a los demás).
En
2’ yo salgo
hacia una reunión donde se aclararán las opciones que tenemos en nuestro centro
de trabajo de cambiar de modelo de gestión y comprensión del mismo. He estado luchando
por ello desde hace tiempo y ahora es un momento decisivo, ya que quien ostenta
el poder dará su opinión.
Me
voy con una incognita en la cabeza, pero seguro de que diré lo que pienso y de
que obtendré una respuesta.
¡Un
saludo a tod@s!
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